lunes, 3 de noviembre de 2008

THE QUEEN IS DEAD, BOYS (AND IT'S SO LONELY ON A LIMB)

Llevo unos días leyendo contras y más contras, pero sólo me apetece hablar de la Reina. Las declaraciones de los distintos comentaristas distan mucho de reflejar la opinión de una gran mayoría de súbditos de Su Majestad, básicamente porque se juegan la libertad (y no es un chiste). Entre callar y la cárcel, yo también me mordería la lengua. Quizás no si me fuera algo serio con ello, pero sin dudarlo un instante vista la banalidad del objeto del debate: la opinión de un miembro de la Familia Real -por otra parte, previsible. Me declaro republicano y no quiero debatir aquí acerca de la pertinencia de la monarquía constitucional como modelo de Estado en el siglo XXI. Sentido común, guíanos en la oscuridad de las tinieblas… Mi intención es otra muy distinta: tratar de entender el porqué de esta polémica en este momento.
El manual del detective señala que lo primero es buscar a quién beneficia el crimen. La tirada del aciago libro no da lugar a dudas: Pilar Urbano y la editorial Planeta. No soy quien para dudar de la capacidad profesional de esta señora -muy al contrario-, dada su dilatada trayectoria como comentarista política en ABC, Ya, El Mundo, entre otros medios afines... Es evidente que a sus casi 70 años, esta testigo presencial del 23-F debe de atesorar no pocos conocimientos sobre los avatares de La Zarzuela (es su segundo libro dedicado a Doña Sofía) y escribir más que con corrección. Un "negro" de lujo, como se dice en la jerga editorial. Sin embargo, y justamente por todo lo anterior, sabía perfectamente lo que se avecinaba tras la publicación de esta biografía, prueba suficiente de que todo está sucediendo según sus designios y los de sus editores. El dinero nunca va mal, ni tampoco, en un mundo rendido al famoseo, un buen baño de masas. Sobre todo cuando se sabe elegir la piscina llena para sí mismo y dejar la vacía para el biografiado… De nuevo, todo se reduce a una cuestión de dinero y ego en España, cuyos estúpidos súbditos olvidarán esta real afrenta mañana mismo, cuando la victoria de Obama invada durante semanas nuestros noticiarios; o a más tardar el sábado, que hay Liga. Da igual, los libros ya están vendidos. ¡Bien jugado, Pilar!
Y la Reina, ¿qué pasa con la Reina? Probablemente no le habrá hecho puñetera gracia la jugarreta. Dudo que a estas alturas vaya a cuestionarse sus reales convicciones, pero tampoco creo que se atreva a dejarse ver en público por ahora, no vaya a ser que algún histriónico homosexual le lance un tomate; o alguna mujerzuela de esas que se dedican a matar fetos; o el hijo de algún enfermo terminal…
A mí todo esto me ha dado mucha vergüenza y rabia: no me cabe en la cabeza por qué la Reina puede explayarse en su recalcitrante anacronismo, contradiciendo el mismo ordenamiento jurídico que me mandaría al calabozo si me atreviera a expresar públicamente que es una zorra reaccionaria. Algo no funciona. Y ni Obama ni la crisis ni la roja ni nadie logrará que olvide mi absoluto desprecio por nuestra monarquía. Por cualquier monarquía. Es de locos.

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