lunes, 22 de diciembre de 2008

LAS DOS CARAS DE LO MISMO

Hoy lunes, primer día de la semana de festejos navideños, entrevistan en La Contra a la autora de un libro donde se explican 50 acciones que, por efecto multiplicador, al parecer pueden mejorar el mundo: sonreír, cerrar el grifo al cepillarnos, charlar con los ancianos, ceder el paso con el coche, contarle un cuento a un niño, etc. Antes de sentarme en la terraza donde leí el artículo había ido a una droguería a comprar abrillantador para el lavavajillas y, en la cola de la caja, la clienta que me precedía, una señora mayor, tendió un papelito a la dependienta con el siguiente mensaje: "Calvin Klain" (sic) y el nombre del producto, que no recuerdo. La dependienta le presentó un estuche con dos frascos al precio de 52,90 euros. La pobre mujer, que parecía llevar inmersa en la crisis desde los años setenta, se quedó paralizada durante un instante, digiriendo el golpe, pero acabó pidiendo que le envolvieran el producto. Billete a billete, moneda a moneda, satisfizo resignada el precio del regalo. Es de suponer que el autor del mensaje necesitaba con urgencia algo contra el mal olor. Otra anécdota: anteayer atropellaron a mi perra (el conductor se dio a la fuga) y el primer taxi que paré me indicó, ni siquiera amablemente, que no transportaba animales, mientras contemplaba al mío yacer inerte sobre el asfalto. A lo mejor ya sabía que no era nada, que sólo se había roto una pata. ¿Un tipo observador? O tal vez sean malas fechas para pedir un poco de misericordia a las personas, celosas del exiguo poso de humanidad que, con indudable esfuerzo, han logrado acumular a lo largo del año para vomitarlo entero el próximo jueves, en familia, alrededor de un pavo con ciruelas. La familia, otro temible espejo... Me contó mi padre la semana pasada que mi primo está a malas con su padre (mi tío) porque invirtieron juntos en la compra de un piso y a la hora de venderlo el padre se quedó con los beneficios. Y es que hay que aleccionar a los hijos: con la pasta no se juega. Suerte, pensé, que mi tío es un devoto creyente, quizás un padre ateo además le habría dado una paliza a su hijo por incauto, vete a saber. El bien y el mal. Desde la óptica de la moral imperante, es evidente que algo no funciona. Por mucho que lo intentemos, nunca logramos ser del todo buenos. Queremos vernos reflejados en el espejo de la virtud pero a menudo nos descubrimos vestidos de odio, intransigencia, codicia, envidia, o algo peor. No nos cansamos de topar una y otra vez con la misma piedra. ¿No se lo habrán inventado para que nos sintamos culpables? Yo no estoy en contra de la bondad, pero me parece que sólo refleja una parte de nuestra esencia; la otra, la perversa, la negamos, lo que nos conduce inexorablemente a la frustración. Puede que haya llegado el momento de aceptarnos de una forma más plena, como portadores de bien y de mal por igual, y que no nos entristezcan las maldades que salen de nuestras entrañas. Quizás así no nos sentiríamos tan desorientados. Pero, para ello, en primer lugar debemos dejar de mentirnos. Por mucho que el taxista, el destinatario de la colonia y su aftershave o mi querido tío se tomen al pie de la letra los cincuenta mandamientos que propone la entrevistada de La Contra de hoy -o la palabra de Dios, por citar a otra bienintencionada alma-, seguirán siendo unos infames bastardos. Y es que eso es lo que somos: unas criaturas tan bondadosas como siniestras. Tal vez de la aceptación de la vorágine de bien y de mal que envuelve nuestros pensamientos y nuestros actos pueda salir algo real (alguna energía positiva, dice Nietzsche, aunque yo no lo veo claro), quizás la medida natural mejor adaptada a nuestra especie, con amor y sin piedad, aceptándonos sin subterfugios. Si no, ¿para qué? ¿Cuánto tiempo más seguiremos representando esta estúpida función? Una apuesta arriegada.

martes, 16 de diciembre de 2008

Ser profundo y parecer profundo. - Quien se sabe profundo se esfuerza en ser claro; quien desea parecer profundo a la gente se esfuerza por ser fusco. Ya que la gente cree profundo aquello cuyo fondo no puede ver. ¡Tiene tanto miedo! ¡Le gusta tan poco adentrarse en el mar!

Friedrich Nietzsche
La gaya ciencia

viernes, 28 de noviembre de 2008

LA NARANJA ENTERA

El otro día un amigo lejano me contó que en marzo del año que viene va a pedirle matrimonio a su novia. En un rapto de entusiasmo, no reparó en detalles: va a llevarla a cenar a un conocido restaurante de Barcelona, situado en un hotel donde también habrá reservado habitación. Por comodidad, que no hay quien encuentre un taxi en fin de semana. El anillo mereció un capítulo especial en su relato. Si lo entendí bien, lo ha diseñado él mismo con la ayuda de un colega, creo que con un motivo de serpiente que se muerde la cola, como un ocho, sembrado de diamantes. Ya ha encargado la realización a una joyería de renombre. Precisó que ejecutará un riguroso arrodillamiento en el momento de la entrega. A lo largo del relato, hizo especial hincapié en que las cosas, o se hacen bien, o no se hacen. Creo que lo dijo un par de veces.

Quien me conozca sabrá que habría podido narrar este incidente con mucha más ironía, rayana en el desprecio (por ejemplo, habría podido poner "no compartido" después de "estusiasmo"). La verdad, me he quedado con las ganas ¿Por qué, entonces, tanto comedimiento? Admito que una noche le confesé a su futura esposa que formaba parte del elenco de mis fantasías eróticas, pero lo cierto es que no me siento nada culpable. No, es otra cosa. Creo que sencillamente me conmovió. No destaco por mi memoria histórica, pero recuerdo haber sufrido ese mismo sueño de amor eterno, que tiene uno de sus cénit el día en que el chico se hace su primera manicura y, de traje oscuro y corbata, le regala un anillo a la chica, que, tras unos instantes de sorpresa, a su vez se funde en lágrimas y pronuncia el vocablo "sí" unas cincuenta veces, alternando besos y tequieros. Suele haber música de fondo. Enlazando con mi último escrito, esta cumbre de felicidad también se la debemos al cine americano, que es ubicuo, como el fútbol. ¿Qué es, me pregunto, lo que mueve a los amantes a seguir un ritual tan trillado? ¿Por qué mi amigo, que está manifiestamente loco por su Dulcinea, necesita ajustarse el corsé de lo consabido? El mérito, en mi opinión, es tener la suerte de conocer a alguien con quien mantener una relación hollywoodiense. Logrado el milagro, ¿para qué complicarse la vida? Yo, por si acaso, me encerraría con mi media naranja en casa y rompería la cerradura, no me fío un pelo del entorno. Pero es curioso: con todo, admito que, de representar la comedia alguna vez, me imagino agradecido a algún ser superior y con lágrimas en los ojos; y a mi prometida, emocionada, dibujando una sonrisa y llamándome gilipollas. Las cosas, o se dicen bien o no se dicen.

lunes, 24 de noviembre de 2008

HITOS

De pequeño tuve terrores nocturnos. Afortunadamente no sabía que lo que padecía se llamaba así, ya que no habría hecho más que empeorar la situación. Espero que a los niños de ahora tampoco se lo digan sus padres, aunque sean adoptados. La terminología puede ser un cruel corsé, como la verdad para algunos. Durante mi niñez los padres todavía colgaban impunemente en las paredes de los cuartos de sus hijos payasos que sonreían y se movían en la penumbra, al igual que las cortinas y los monstruos que habitaban debajo de la cama. Guardo una memoria atroz de aquellas noches. La humanidad está en deuda con el cine americano. Siendo adolescente, mi madre me contó que el pediatra le había explicado que mis miedos desaparecerían el día que me enamorara por primera vez. Y así sucedió al poco: me rescató de los pánicos noctívagos una niña morena de aspecto bucólico, por quien, también según mi madre, suspiraba a todas horas. Tengo mala memoria. Lo que no saben ni mi madre ni el pediatra es que los terrores nocturnos dieron paso a otro tipo de paranoia, ya que andaba por el colegio huyendo y a la vez buscando a mi pequeña campesina como un poseso. Me ponía como un tomate cuando oía su nombre, y mis compañeros de clase, que eran muy perspicaces, no tardaron en sacar provecho lúdico de mi sistema nervioso simpático. Me daba igual, apagaba orgulloso la luz de la mesilla al acostarme. Y me levantaba cada mañana con esperanza.

Así me libré de los terrores nocturnos, aunque también es cierto que nunca más he vuelto a tener un payaso colgado en la habitación. Ni lo tendré, por si acaso. Pero más tarde, recién estrenada la mayoría de edad, regresaron los terrores, esta vez diurnos. Éstos eran distintos: ya no había monstruos que me aterrorizaran; ahora era el propio Miedo quien se encargaba del asunto, eficazmente y sin intermediarios. Quise volver al pediatra pero me tomaron por loco, así que tuve que conformarme con un médico para adultos, que a su vez me remitió a un psicólogo, especialista en monstruos y miedos. En la consulta entendí que, de hecho, diurnos y nocturnos tenían muchas cosas en común. Lógico, por otra parte, siendo ambos terrores. Los diurnos al menos me dejaban dormir, aunque tardaron mucho más en remitir que los primeros. Tuve que pensar, actuar, no mentir, ni mentirme, hacer deporte, retomar contacto con mi padre, llorar, irme de casa de mi madre, llorar: una odisea. Además me arruinaron un amor en aquella época: los terrores diurnos son a prueba de pasión. No se los recomiendo a nadie. No obstante, una vez superados me sentí mejor que nunca. Qué raros somos.

De este modo conseguí dejar atrás los terrores, hace ya muchos años; media vida. Libre de ellos las 24 horas y con cierto entrenamiento espiritual, logré enfocar mi existencia desde una óptica de tipo estándar: trabajo, casa, coche, perro, novia, etc. (aunque no fuera exactamente como Dios manda). Este sueño de felicidad "picnic" también se lo debemos al cine americano. La verdad, no estuvo mal. Pero nada es eterno, como se dice, y los terrores han vuelto. Éstos también son diferentes de los anteriores: no son ni diurnos ni nocturnos, ni veo espectros ni me dan sudores fríos o taquicardias, ni tampoco me impiden dormir, salir a la calle o querer a una mujer, creo. No los siento pero sé que están. No sé ni cómo llamarlos. Como veis, no los puedo definir, aunque diría que son dulces. Qué extraño. Probablemente parten del mismo origen que los demás y, de nuevo, precisarán de cariño, tenacidad y sentido común. Con la inestimable ayuda de la red, he pensado en retomar contacto con mi primer amor 30 años después, pero creo que le ahorraré el mal trago. Tampoco volveré al loquero, que ahora debe de costar un riñón. Ni quiero dar más la vara a mis padres, que ya han aguantado suficiente. Estos terrores me los quedo para mí solito. Ya lo tengo: los llamaré "terrores íntimos". Siento que, como sucedió con los anteriores, superarlos marcará otro hito en mi vida, un paso más en mi emancipación personal, esa cosa que, de completarse un día, acabará en un horno crematorio o un agujero oscuro, en compañía de gusanos, según especifique. Quizás el momento en que uno halla al fin su verdadera identidad íntima coincida con el preciso instante de la muerte. No me extrañaría. Aunque menuda faena acabar entendiendo que no somos nada después de tanto madrugar... Tan solo un instante de verdad final, como aquel replicante, y nuestra más fiel biografía plasmada en un obituario. Aunque tampoco me cuesta imaginar a un marido moribundo diciendo a su mujer que la quiere por decir algo o por deferencia. Falso hasta al final, pero coherente. Sin embargo, llamadme loco si queréis, pienso que si desperdicio mi vida acabaré como este señor, desperdiciando también mi muerte, y sería una pena quemar mi único instante de verdadera gloria por pereza o por precepto. Seamos prácticos: teniendo que vivir 80 años vale la pena aprovechar los hitos, que infunden ilusión, amenizan la vida y nos preparan para el viaje final a la verdad. Siento que estoy a las puertas de uno, que se está haciendo de rogar y mucho. Maldito. Se me ocurre que quizás por eso me ha dado por escribir. Seguiré esta pista.

miércoles, 19 de noviembre de 2008

PARADISO PERDUTTO

Publica hoy La Vanguardia un artículo de Pilar Rahola digno de comentario. Lástima que defienda la causa judía y sea tan chabacana, de lo contrario podría llegar a tener algún tipo de sentimiento no exclusivamente venéreo por ella y su maravilloso cerebro. Ya os digo yo que paso por una mala racha…
Como de costumbre, Pilar abre grietas en el tupido telón con el que los medios de comunicación cubren nuestro campo visual, dibujando así una realidad supuestamente digerible para el rebaño. Y de paso rentable. En realidad, se lo agradezco: si reflejaran la verdadera crudeza de la existencia, dudo que lo soportáramos. Le debemos la vida a la cosmética. Pues bien, cuestiona Pilar en su artículo el contenido de la supuesta "refundación del capitalismo", debatida en la reciente cumbre del G-20. Preguntaos: ¿Qué sabéis del contenido de la cumbre? (a la que ni siquiera acudió el profeta Obama por cuestiones de timing). Yo, la verdad, habría respondido que fue una reunión de los dirigentes de las principales economías mundiales controlar mejor los mercados financieros y combatir la crisis global de forma concertada. Y probablemente ése sea el titular, lo que nos han enseñado, pero hay más. Comenta Rahola que la cumbre de Washington ha servido para entronizar a las tres nuevas potencias del mundo: China, India y Brasil, países que no destacan por su talante democrático ni por el bienestar del conjunto de sus ciudadanos, y cuyos modelos económicos distan mucho de ser ejemplares en términos de libertades, derechos civiles o medio ambiente. Así pues, de qué hablamos cuando hablamos de "refundación": ¿bienestar a costa de dignidad? ¿Nos encontramos ante el final del Estado del Bienestar? ¿Acaso la nuevas potencias, nuestros salvavidas económicos, nos permitirán veleidades sociales que encarezcan los productos que inevitablemente deberemos venderles para mantener nuestros sistemas de garantías colectivas? ¿Cuál es, pues, el modelo de capitalismo que emergerá de tal refundación si la necesidad de crecer (¡más!) nos aboca a competir y comerciar con bárbaros?
No tengo ni idea, y en realidad tampoco me importa. Es hablar por hablar. Vivir por vivir. Puestos a pedir, y aceptando que la política internacional es puro teatro orquestado entre bastidores (http://video.google.es/videoplay?docid=6874865766680234839), yo apuesto por menos diálogo y un poco más de espectáculo: ¿qué tal, señores de la CIA, si organizamos un nuevo tinglado que requiera una intervención contundente? No sé, algo como el 11-S o Pearl Harbor, o alguna guerra preventiva, ustedes sabrán, confío plenamente en su creatividad. Me encantaría ver a Obama en traje de campaña sirviendo otro pollo de plástico por Acción de Gracias en el comedor de algún portaaviones anclado en el Océano Índico. Sobra más de medio mundo y tenemos capacidad para destruirlo: ¿a qué estamos esperando? Entre volver a las cavernas y manchar nuestras manos de sangre por el nirvana europeo, con nuestra seguridad social, nuestro paro y nuestra jubilación asegurados, no hay color. O sí, y es blanco.

lunes, 3 de noviembre de 2008

THE QUEEN IS DEAD, BOYS (AND IT'S SO LONELY ON A LIMB)

Llevo unos días leyendo contras y más contras, pero sólo me apetece hablar de la Reina. Las declaraciones de los distintos comentaristas distan mucho de reflejar la opinión de una gran mayoría de súbditos de Su Majestad, básicamente porque se juegan la libertad (y no es un chiste). Entre callar y la cárcel, yo también me mordería la lengua. Quizás no si me fuera algo serio con ello, pero sin dudarlo un instante vista la banalidad del objeto del debate: la opinión de un miembro de la Familia Real -por otra parte, previsible. Me declaro republicano y no quiero debatir aquí acerca de la pertinencia de la monarquía constitucional como modelo de Estado en el siglo XXI. Sentido común, guíanos en la oscuridad de las tinieblas… Mi intención es otra muy distinta: tratar de entender el porqué de esta polémica en este momento.
El manual del detective señala que lo primero es buscar a quién beneficia el crimen. La tirada del aciago libro no da lugar a dudas: Pilar Urbano y la editorial Planeta. No soy quien para dudar de la capacidad profesional de esta señora -muy al contrario-, dada su dilatada trayectoria como comentarista política en ABC, Ya, El Mundo, entre otros medios afines... Es evidente que a sus casi 70 años, esta testigo presencial del 23-F debe de atesorar no pocos conocimientos sobre los avatares de La Zarzuela (es su segundo libro dedicado a Doña Sofía) y escribir más que con corrección. Un "negro" de lujo, como se dice en la jerga editorial. Sin embargo, y justamente por todo lo anterior, sabía perfectamente lo que se avecinaba tras la publicación de esta biografía, prueba suficiente de que todo está sucediendo según sus designios y los de sus editores. El dinero nunca va mal, ni tampoco, en un mundo rendido al famoseo, un buen baño de masas. Sobre todo cuando se sabe elegir la piscina llena para sí mismo y dejar la vacía para el biografiado… De nuevo, todo se reduce a una cuestión de dinero y ego en España, cuyos estúpidos súbditos olvidarán esta real afrenta mañana mismo, cuando la victoria de Obama invada durante semanas nuestros noticiarios; o a más tardar el sábado, que hay Liga. Da igual, los libros ya están vendidos. ¡Bien jugado, Pilar!
Y la Reina, ¿qué pasa con la Reina? Probablemente no le habrá hecho puñetera gracia la jugarreta. Dudo que a estas alturas vaya a cuestionarse sus reales convicciones, pero tampoco creo que se atreva a dejarse ver en público por ahora, no vaya a ser que algún histriónico homosexual le lance un tomate; o alguna mujerzuela de esas que se dedican a matar fetos; o el hijo de algún enfermo terminal…
A mí todo esto me ha dado mucha vergüenza y rabia: no me cabe en la cabeza por qué la Reina puede explayarse en su recalcitrante anacronismo, contradiciendo el mismo ordenamiento jurídico que me mandaría al calabozo si me atreviera a expresar públicamente que es una zorra reaccionaria. Algo no funciona. Y ni Obama ni la crisis ni la roja ni nadie logrará que olvide mi absoluto desprecio por nuestra monarquía. Por cualquier monarquía. Es de locos.

martes, 28 de octubre de 2008

OBLIGACIÓN DE VIDA

Sigo con los suicidios, tema que cada día me interesa más. Justamente, en la contra de El Periódico entrevistan hoy a una psiquiatra experta en el asunto. A huevo.
En primer lugar, me he dado cuenta al avanzar en la entrevista que no era un tema elegido al azar: o el entrevistador es un morboso y no ha podido evitar preguntar si nuestra estimada crisis provocará una ola de suicidios, o bien éste era el tema de la entrevista. Se admiten apuestas. Yo me decanto por la hipótesis apocalíptica, como no podía ser de otro modo. De hecho -y esto que no salga de aquí- me fascinaría que a diario fuéramos testigos presenciales de suicidios en nuestras ciudades: gente que se arroja de los balcones, que se planta delante de los autobuses en marcha, que se corta las venas en las plazas públicas, etc. Ello podría incluso llegar a forzar cambios en el paisaje urbano: obligación de tender redes alrededor de todos los edificios para amortiguar las caídas, frontales acolchados en los vehículos, prohibición de venta de todo tipo de utensilios cortantes, legalización de la marihuana…
Pues resulta que no. Cuenta nuestra experta que, en realidad, quienes han sobrevivido a un suicidio (¡qué mala suerte!) admiten que, cruzado el umbral de la vida, en el instante que sigue al salto al vacío, todos desearon hacerse atrás. "Nadie quiere vivir del todo o morir del todo", apunta. La mejor frase que he leído en años. Si os preguntáis cuándo habéis querido vivir del todo sin matices, cuándo no habéis tenido ninguna duda, probablemente la respuesta os remita al amor. A mí me acaba de pasar, y no estaba pensando en mujeres, simplemente en la fiesta de mi cumpleaños del viernes. Pues bien, es justamente el amor -según nuestra psicóloga- la principal causa de suicidio. Ya veis, es el amor, de nuevo el amor, siempre el amor, lo que más nos ata a la vida y lo primero que nos induce a la muerte. Más que el dinero. Me parece simplemente alucinante. Pero los monos también aman y, que yo sepa, no se suicidan.
¡No ibais a creer que me pondría romántico a estas alturas! Todo esto es muy sencillo si el suicidio implica violencia y juicio. De hecho, cuenta esta señora que lo que más preocupa a quienes han intentado matarse es volver a casa. "Un vecino con tendencia suicida es mucho más censurado en el barrio que un borracho", explica. Ya estamos de nuevo en compañía de humanos… Pero supongamos por un momento que el suicidio fuera un acto tolerado, que todos dispusiéramos, a partir de la mayoría de edad, de una cápsula letal que nos quitara la vida de forma indolora, en nuestra cama, en un sueño sin retorno. ¿Qué pasaría entonces? Imaginad que simplemente hubiera que decidir poner fin, sin tener que idear un plan, sin necesidad de subir las escaleras hasta la azotea, sin esperar delante de la vía, sin el brillo del frío acero, sin la mirada ajena; sin charco de sangre, multitudes expectantes, sirenas de ambulancias y uniformes de policía. Sin tragedia. Sin juicio. Constitucionalmente. ¿Quién dejaría atrás una familia para cruzar el estrecho en una patera escoltada por tiburones? ¿Quién aceptaría una condena de dolor crónico? Y, al mismo tiempo, ¿quién no lo arriesgaría todo siempre, o a menudo, con menos miedo al fracaso, una y otra vez, o sólo una, a gusto del consumidor, sabiendo que puede bajar el telón si la vida no responde a las expectativas? El instinto de supervivencia debería bastar, sin artificios.

miércoles, 22 de octubre de 2008

FOLLOW THE WHITE RABBIT

Las malas noticias nos atraen, ¿a que sí? El Bien tiene cara, voz, gestos, porte, hasta nombre, pero el Mal… ¡ay el Mal! ¿De dónde sale todo ese mal? ¿Por qué existe si lo execramos? ¿Cómo se llama? Yo, la verdad, no lo sé. Intuyo que pretender el uno sin el otro es una ingenuidad, pero no lo podría explicar. El mal tiene algo de antinatural, de contrario a la especie, en tanto que beneficia a pocos en detrimento de algunos, de muchos o de todos, cuando el bien, aun a título personal, parece tener continuidad cósmica. O quizás sea otra de mis ingenuas percepciones… Sólo vislumbro luz en estas complejas lares cuando afirmo que el Hombre es el único error demostrado de la Naturaleza, y es un pensamiento que me entristece.
La verdad, espero que pronto tengamos respuesta. Titula hoy La Contra que el movimiento medioambiental ha fracasado. No sé si recordáis la relevancia que el maltrecho medio ambiente había cobrado un par de años atrás, con el vídeo de Al Gore, la fusión de los polos, el famoso agujero, el calentamiento global, la desertización y el resto de fenómenos que nos aguardan a las puertas del fin de los tiempos. Estábamos todos muy preocupados, si no me falla la memoria. Sin embargo, ahora vemos que no eran más que veleidades burguesas, puesto que todo esto queda en segundo plano cuando nos tocan el bolsillo. Aunque la Tierra se siga yendo al carajo igualmente. Pero, ¿qué me importan a mí las focas o los negritos del África -ni siquiera mi futuro- si no puedo pagar la hipoteca este mes? Es comprensible, pero peligroso. Una actitud colectiva en defensa del planeta equivaldría a hacer el bien, estamos de acuerdo, ¿no? Sin embargo, dudo que las acciones para frenar la crisis (que no tiene cara ni explicación) resulten en el bien colectivo: el capitalismo es una partida, que por definición alguien tiene que ganar y, por tanto, otros deben perder. Por coherencia ahora debería concluir que el capitalismo es el Mal, pero me da miedo. Acabo de tener la fantasía de que, nada más colgar este texto, sonaría el timbre de la puerta y me encontraría ante dos agentes trajeados con gafas de sol. "Sr. de la Torre, usted tiene dos vidas: una de ellas tiene futuro; la otra, no". Yo, desde luego, no soy ni quiero ser el Elegido. ¡Con lo guapo que es Keanu Reeves! La historia no sería lo mismo… ¡Ni la taquilla! Lo único que puedo elegir es mi postura ante las cosas, que bastante trabajo me supone. Y a todos estos respectos, no puedo sino mostrarme optimistamente pesimista (léase apocalíptico). Sólo espero que sean los monos, y no las máquinas, quienes acaben suplantándonos en el ecosistema. Y que la evolución no vuelva a jugarles una mala pasada.

martes, 14 de octubre de 2008

LA POSIBILIDAD DE UNA ISLA

Hoy me lo ponen a huevo, ¡por fin! Quizás no iba yo tan desencaminado: ha hecho falta que suba la Bolsa para que aparezca una Contra con "chicha". ¡Qué haríamos sin papá Estado! En realidad, esta crisis va a cambiar muchos conceptos: podemos, por ejemplo, dejar atrás el consabido "Hacienda somos todos" para pasar a "la Banca somos todos", y que le den al tal Smith y a sus invisibles extremidades, que han resultado ser más bien negras. Ayer bromeaba con un cubano de mi barrio diciendo que no va a escapar nunca de Fidel, cuyo rostro pronto aparecerá en los billetes de Euro con esta nueva moda de patrocinio público universal*. Tanta guerra fría para acabar así…
Bueno, me estoy yendo por los cerros de Úbeda (¿qué narices será un cerro y dónde coño estará Úbeda?) Al grano: titula hoy La Contra "Mejor ser infeliz solo que en pareja". No, no me han entrevistado a mí, sino a un señor felizmente casado, lo que tiene mucho más mérito. En estos momentos tan delicados de mi vida en que parten al exilio no pocos amigos, a Murcia, Buenos Aires e Ibiza, o al interior de vacuas relaciones, de un mundo feliz o de una botella de whisky, me gusta sentir algo de apoyo en las frías noches al pie del cañón. La verdad, estimados colegas, os entiendo. Y nuestro personaje de hoy también: "Esa es una situación desesperada [ser infeliz en pareja], pero no lo saben porque tienen miedo de la soledad, y ese es uno de los grandes problemas del ser humano: el miedo a la soledad". La soledad… Cuántas veces habré escrito esta palabra en los últimos tiempos (también "identidad", cuya búsqueda me parece un buen remedio para soportarla, como escribir, fumar, leer, cocinar, pensar, charlar, emborracharse, cada cual sus aficiones).
Pero bueno, no nos pongamos tristes, que ya volvemos a tener pasta. Me hace mucha gracia, porque ahora que los números recuperan el color verde sale a relucir la famosa ética, otra de las grandes hipocresías de nuestro estimado mundo. Vienen a decirnos que no se puede tolerar que nuestros dineros pendan de las maniobras de los especuladores, que debemos cambiar las conciencias inversoras, y trabajar, trabajar mucho y bien. Como chinos, nunca mejor dicho. Señores, yo creo que es demasiado tarde. ¿Cómo le explicas a un chaval que tiene que trabajar por un sueldo de miseria (en España, un 35% por debajo de la media europea, datos de hoy) cuando todo lo que admira está bañado en oro? No va a colar. El presagio houellebecquiano de una paulatina ola de suicidios generalizados me parece bien plausible, se alargue o no la famosa crisis. Un buen remedio contra la soledad. Tranquila mamá, si es que lees esto algún día: escribir es una prueba indefectible de mis ganas de compartir, de vivir.
(Véase Julio Cortázar, Fin del mundo del fin, y todo lo demás, claro.)
* Me acabo de enterar de que la broma ya está hecha, pero con Marx. Hay tanto pensador suelto...

viernes, 10 de octubre de 2008

Geografies més exactes (Salvador Sostres)

Abans era cada dia i per tant més fàcil, i per tant menys expectant com tot el que no ens cal fer cap esforç per gaudir-ne. No és que m'agradés, però ho havia incorporat de tal manera a la meva rutina que a penes tenia temps per a la nostàlgia que ens engrandeix els sentiments i eleva les anècdotes a categoria. Ni per a l'excitació de la vigília. D'ençà que ja vivim junts duc una vida més endreçada. És dolça la textura de les nits casolanes i decididament la prefereixo a les matinades interminables. Però quan aleshores es presenta l'ocasió d'una vetllada que pot allargar-se, i la veus allà, al fons de la setmana, pots assaborir-ne l'espera i confondre-la, l'endemà, amb l'anterior o amb la de fa una setmana. Hi ha una suprema lliçó de contenció que només s'aprèn quan els anys passen i el teu cor desbocat se sofistica, quan l'impuls deixa pas als matins, i el cos a l'ànima. El procés evolutiu es repeteix en cadascú de nosaltres i arriba el moment que deixem de caminar de quatre grapes i la nostra humanitat es posa dreta, definida i proclamada. Hi ha unes geografies íntimes, més exactes, pedres dins la pedra, petites pàtries descuidades, que sols amb el temps aprenem a estimar-les. Hi ha una manera d'aproximar-se a les coses i als altres que al començament és només depredadora i es va tornant més fonda a mesura que creixes. L'amor d'un lluç a la papillota que ha cuinat només per a tu i el resum del dia que cau de la tensió a la tendresa quan parleu al sofà o posant maquinada de roba blanca. També la nit que de tant en tant és propícia i pots compartir-la amb el teu amic perquè de veritat tens ganes i no perquè fuges de l'atroç sentir-te tan sol quan arribes a casa.

Vaig trobar aquesta petita joia ahir per la tarda, esperant unes amigues al cafè del Sol. D'entrada em vaig emocionar, perquè jo també he gaudit -crec recordar- d'aquest sentiment de perspectiva, que folra d'un teixit suau pensaments i fantasies, gestos i paraules.
Però no ens enganyem, aquest és el relat fantàstic d'un sentiment, d'El sentiment. Probablemente efímer: no sé si en Salvador sobreviurà a base de papillotes, o si no preferirà una bona costellada més endavant. I què? Com comentava ahir amb una excepcional interlocutora, som esclaus d'una presó mental que no ens permet, entre moltres altres coses, circumscriure la felicitat al curt termini ni adaptar-la a la nostra veritable identitat, si és que algú s'atura per buscar-la. Són temes complexos i la vida està pels núvols, i és tan fàcil prémer el botó del comandament a distància... Seguim intentat reproduir una suposada felicitat que ha de ser immaculada i eterna per ser. Ah!, que diu un home de pèl blanc.
La soledat és un sentiment, a voltes buscat, tot sovint patit, com l'amor, la violència, la tendresa, l'amistat o el desig. Ja va sent hora que aprenem a conviure-hi, més que res per no ser víctimes del primer lluç que passi. La soledat és el reflex de la nostra existència. Es el que rebem quan ens mirem en els miralls que ens envolten, que ens posseeixen, tot sovint equivocats. O no. És un càstig punyent que fariem bé d'aprendre a ensinistrar per poder gaudir de nosaltres, per ser, per sobreviure, individualmente; al meu parer, la única manera de poder compartir quelcom de real amb els demés, quan tenim la sort de poder fer-ho.
Finalment, Salvador, crec q ets una altra marioneta del plantejament general. Gaudeix del teu amor com un boig, que res no s'hi interposi; cuida'l, dona-ho tot, sacia't. Però observa la preparació de la papillota, amic, per no haver-ne de prescindir quan vagin mal dades.

jueves, 9 de octubre de 2008

FROM RUSSIA WITH LOVE

Seguimos con los cuentos de hadas en La Contra, ¿será para compensar el mal fario de las portadas? Viendo que nuestros ahorros peligran, que nos van a subir las hipotecas pese a la bajada de tipos y que el Constitucional está a punto de dar un tijeretazo más a nuestro maltrecho Estatut, ¿qué mejor terapia que las aventuras de un prodigioso músico ciego hindú para enternecer y alentar la esperanza entre los atribulados lectores? ¡Un poco de actualidad, señores!Por ejemplo, podrían haber entrevistado a alguno de los ejecutivos de la aseguradora AIG que, tras recibir 850.000 millones de dólares en concepto de rescate, se fueron de vacaciones a un balneario de California donde desembolsaron casi medio millón de dólares entre la estancia, las comidas y tratamientos diversos. ¡Claro que sí! ¿O van a tener que sentirse culpables por ser los reyes del capitalismo? No es culpa suya que los demás seamos unos ineptos. Estos directivos me parecen unos cracks, más que nada porque han sabido hacerse de oro manteniendo el anonimato. Me explico: La Vanguardia publica también hoy el ranking de millonarios planetarios (las cifras se expresan en miles de millones de dólares para evitar el formato apaisado). Al primero no lo conozco, pero el nº 23 -nada, un segundón- es Roman Abramovich, el magnate ruso del gas propietario del Chelsea, que no ha logrado acumular más que 23.000 (¡a ver si espabilamos, chato!). Con toda esa pasta ha encargado un nuevo yate con dos helipuertos, incontables habitaciones, etc., ¡y provisto de sistema antiaéreo! Que no falte el glamour, Roman, a mí también me gustan las películas de 007, pero lo cierto es que temes que te maten, y yo no. En cambio, los responsables de que a los pobres mortales nos dejen sin trabajo o nos cierren el grifo del crédito pueden estar tomando un café al lado nuestro con total impunidad. ¡Qué mundo! Por favor, váyanse con la música a otra parte...

miércoles, 8 de octubre de 2008

I'LL BE BACK

Sé que desde hace unas semanas millones de compungidas almas topan a diario con el frío muro de mi silencio. Ayer mismo me llamó Barak Obama suplicándome que siguiera escribiendo ya que necesita distraerse en un momento tan delicado de la campaña (le dije que no volviera a llamarme a esas horas y que, de todos modos, sigo convencido de que, en el mundo en que vivimos, un negro no puede ser presidente de Estados Unidos, aunque espero equivocarme). Podría contaros miles de anécdotas, pero no quiero herir más sensibilidades.

No creáis, yo sigo leyendo las contras cada día, pero el paternalismo y la magia -típicos refugios en tiempos de crisis, esto es, de miedo- que llenan las contraportadas estos últimos días no me inspiran. En realidad, ha hecho falta que ayer una chica me dijera que me encontraba muy guapo para animarme. La vida es tan sencilla…

Todo es ponerse: me han bastado dos párrafos para poder enlazar ya con las contras de estos días. Recuerdo una de ellas, quizás la de ayer, donde una psicooncóloga explicaba que cuerpo y alma están estrechamente relacionados. La pobre mujer lleva años intentando convencer a la comunidad científica de que una mente sana -la felicidad esa- reduce el riesgo de cáncer, cosa que no debe de sentar demasiado bien a los laboratorios, que probablemente prevén un repunte de sus ingresos en el actual momento de desesperación colectiva. Yo, que ni gano ni pierdo con ello, estoy plenamente de acuerdo: recuerdo una época de mi vida en que viví resfriado casi un año, el tiempo que tardé en dar portazo a una relación amorosa insostenible. Desde entonces, hará unos diez años, me habré resfriado cuatro o cinco veces, por andar desnudo y sudado. He seguido teniendo relaciones amorosas insostenibles -obviamente no he conocido otras-, pero ya he aprendido a tomármelo con cierto humor, y me ahorro un dinerito en aspirinas*. O mi cuerpo está más sano, o mi mente es más tolerante o ambos se han hecho íntimos y no permiten ya que nadie venga a joder el invento con promesas de amor eterno. ¿La madurez?

Pues nada, hoy un poco de calentamiento. Seguiré, que me lo paso muy bien. Señoras y señores, muchas gracias por su atención y hasta pronto.

*Ante en aluvión de llamadas preguntando por la milagrosa vacuna, y sin ánimo de provocar una ola de divorcios entre mis lectores acatarrados, diré que empiezo a añorar los síntomas de buena gripe. Y ya puestos, admito que no, no se trata de madurez, es simplemente paciencia (y un zumo de naranja cada mañana). Obama for president!

jueves, 11 de septiembre de 2008

APOCALYPSE NOW

La verdad, en el estado actual de las cosas, que el día de la fiesta nacional catalana La Vanguardia dedique su Contra a las profecías me parece poco menos que sarcástico. ¿No había nadie de Québec o de Kosovo a quien entrevistar, señores? Perdón, es que cuando se abre la caja de la ironía cuesta parar…
Personalmente, esto de los malos augurios me parece un cachondeo. Tanto si se parte de la observación de una bola de cristal, de las tripas de un lagarto, de la lectura de algún texto sagrado o de complejos cálculos matemáticos, aventurar profecías apocalípticas me parece una pérdida de tiempo. Más que nada porque -que yo sepa- no se ha cumplido ninguna (o sí y ahora mismo estoy escribiendo esto desde el más allá, lo que significa que alguien ha cometido un error porque he ido a parar al Cielo); y no sólo es absurdo, también peligroso: que se lo cuenten a los antiguos místicos que, tras fallar en sus vaticinios, acabaron siendo flagelados y encarcelados. También hubo suicidios colectivos cuando lo del cambio de siglo, si no recuerdo mal.
¿Por qué, entonces, tienen tanto éxito las profecías? Porque tememos a la muerte y nos gusta vivir con miedo. Basta con leer el periódico o escuchar el "noticiario" de Chucky Piqueras -cuenta mi querido Monegal-. Quizás no sabemos disfrutar del presente sin sentir el aliento de la muerte en la nuca. Además, con esta política siempre salimos ganando: si pese a la certidumbre del Fin tampoco alcanzamos la felicidad podemos sentirnos culpables de ello, otro deporte nacional. Yo creo que, en realidad, lo que no sabemos es aburrirnos.
Una cosa está clara: a la hora de revolcarse en la propia mierda, los catalanes somos los reyes. Publica el diario Avui las espeluznantes predicciones de una insigne profeta (I don't believe in god, I only believe in Pilar Rahola) acerca de nuestra lengua, y al tiempo inicia una serie de artículos sobre el uso social del catalán. Resultado: de los 49 bares visitados, en 37 nos saludan con un "Buenos días" y en 12 con "Bon dia". Estoy ansioso por leer el de mañana… A mí también me puede el morbo.

miércoles, 10 de septiembre de 2008

SUEÑOS

Me contaba esta mañana una amiga que por la noche soñó que coleccionaba tacitas de café y que recorría desesperada ciudades extrañas en busca de la tacita que le faltaba para completar la colección, la tacita definitiva, el Santo Grial de las tacitas. Se me ocurre que lo suyo no ha sido un sueño, sino dos: un sueño como anhelo dentro otro sueño en tanto que estado modificado de la conciencia. Aunque quizás han sido tres sueños, si al explicármelo se ha sentido invadida por algún tipo de deseo; o incluso cuatro, contando las fantasías que ha suscitado en mí. Vivimos en un mar de sueños, en el que flotamos, nadamos y a veces nos ahogamos.

Todo esto me ha dado que pensar, al filo del misticismo que rezuman hoy las Contras de dos de los principales periódicos catalanes (un monje budista y una líder espiritual norteamericana). ¿Y si mientras dormimos llevamos otra existencia oculta, inescrutable, pero igualmente consciente, de la que a veces nos traemos -o nos enviamos- pedazos? Quizás esta noche, del otro lado del espejo, me pregunte si estar despierto no es algo más que evolucionar en sociedad, actividad que, a lo mejor, a mi otra existencia le parece absurda, aburrida o insustancial. Del mismo modo que del lado que conocemos necesitamos el otro para descansar y reorganizar la información absorbida, puede que, desde el lado recóndito, necesitemos librarnos al estúpido cúmulo de convulsiones físicas y mentales propios de la vigilia para luego, exhaustos, poder disfrutar con plenitud de nuestro espacio vital secreto.

Un buen amigo me contó un día el argumento de un proyecto de guión que había imaginado, una especie de Jeckyll & Hide revisitado: de día, el protagonista era una persona normal; de noche, al abandonarse al sueño, revivía como un cruel asesino que sembraba el terror en la ciudad. No recuerdo bien los detalles, pero por lo visto, al amanecer, en el tránsito del mal al bien, el lado bueno cobraba conciencia todavía dentro de su existencia tenebrosa, y trataba de dejarse mensajes a sí mismo, del otro lado de la realidad, instándose a quitarse la vida y poner fin así a la abominación nocturna.

Soy consciente de que si en el siglo XXI los científicos no tienen constancia de ello, todo esto no son más que meras disquisiciones de una mente imaginativa. Un pasatiempo, vamos. No obstante, si nos observamos con detalle quizás descubramos en nuestras personalidades -las diurnas, digo- una multitud de realidades inconexas que se llaman a gritos y que no se escuchan, que aporrean en vano sus respectivas puertas sin respuesta, que se susurran secretos unas a otras y se hacen guiños, pero que rara vez logran sentarse a la mesa y compartir un café con las tacitas que, unas y otras, han ido recabando sueño tras sueño.

martes, 9 de septiembre de 2008

THIS I BELIEVE

Avui no sé pas si me'n sortiré, el tema que vull tractar em supera de totes totes; ara, l'escriuré en català, no voldria pas morir sense les botes posades.
Vet aquí que uns sociòlegs han diagnosticat que els catalans ens sentim perplexos davant la nostra realitat nacional -al menys ja sabem què ens passa! Personalment, crec que les raons argüides pels comentaristes polítics (finançament, fi de la supremacia econòmica, globalització, immigració, tripartit, etc.) no són suficients per explicar el desconcert actual; o potser si, però no sense tenir en compte una dada preliminar i essencial: Jordi Pujol. Pujol va oferir un lideratge potent i aglutinador en un moment crític -i durant molts anys (massa?)-, i els catalans ens hi vam fer. El vam deixar pensar per nosaltres i no sabem qui som sense ell, per bé que seguim sent culés, tenint compte a La Caixa i peregrinant a Montserrat quan ens visita algun amic forani. Les derives del lideratge.
Tot i així, gràcies President, no és pas culpa vostra si no hem sabut fer-nos grans. Això és una democràcia i tothom podia parlar. Perquè d'això es tracta, ara: de créixer.
Però, què vol dir créixer? Des del meu punt de vista, créixer vol dir saber qui som; sabent qui som, sabrem què volem; sabent què volem podrem dotar-nos de polítiques adients; dotant-nos de polítiques adients construirem un país.
Personalment, subscric la tesi que el model autonòmic està esgotat i que només des de la sobirania podrem avançar com a societat diferenciada. Aquest estiu he llegit el llibre 2014 d'en Carod i em va arribar a l'ànima, però ara veig que només eren paraules al vent (i calerons a la butxaca, que la travessia pel desert ha estar llarga tots aquests anys). Si no, per què un Reagrupament Independentista al si d'ERC, quan el què proposen ja ho va escriure en Josep-Lluís? Val la pena que llegiu l'article de l'Avui d'ahir sobre la fusió dels crítics d'Esquerra (i també la sèrie que publica el mateix diari sobre el futur de TV3). Molt bé, "Ara és l'hora catalans!", diuen Carretero i Bertran; si, si, tirem d'èpica, senyors, però a qui va dirigit aquest missatge? Qui som els catalans?, repeteixo. Fins que no responguem aquesta pregunta no hi haurà res a fer. I fa molta por fer-la. Perquè, probablement, si no hem reaccionat davant el menyspreu espanyol d'aquests darrers temps (i de sempre), ja no ho farem mai. Em tremola el pols perquè em sento temptat d'escriure que potser Catalunya ja no existeix. És hora de preguntar-nos, sense embuts, qui som; i si som quelcom, de fer-ho valer; i si no som res, de morir amb dignitat. Estic fart de debatre'm en l'esterilitat per una almoina.

lunes, 8 de septiembre de 2008

AL PAN, PAN, Y AL VINO, VINO

¿Cuándo fue la última vez que comisteis buen pan? De pequeño, mis padres compraban el pan los fines de semana en Montagut, un pueblecito de la Garrotxa cerca del cual tenían una casita, o bien en Ponts (La Noguera), de camino a Andorra. Yo, la verdad, no prestaba gran importancia al hecho, sumido en infantiles pensamientos -a los doce años se acabaron las excursiones en familia-, pero sí recuerdo que mis progenitores trataban cada pieza con religiosa veneración: el olor a cocción de leña, la corteza gruesa y crujiente, la miga espesa y sabrosa; además, y eso sí que parece magia (potagia) hoy en día, aquel pan del domingo duraba toda la semana.
Decía el sábado que el desarrollo nos está forzando a importantes renuncias, y el pan no escapa al axioma. ¡El pan! El pan nuestro de cada día.
Con los procesos industriales de fermentación rápida y congelación -explica el protagonista de la Contra-, el pan ha perdido todas las propiedades que lo caracterizan, principalmente la de ser bueno, como bien refleja el refranero español: "Más bueno que el pan", "Dame pan y llámame tonto", "Como el pan", etc. Las paradojas de la modernidad: para que unos se ganen el pan los demás tenemos que mascar chicle (y comer mierda, iba a decir, pero no lo digo porque me prometí que evitaría la vulgaridad en estos escritos).
Pues bien, para los nostálgicos, Forn Turris (C/Aribau 158, entre Còrsega y Rosselló). Estoy seguro que este buen señor no ha montado un negocio por un pedazo de pan -¡y menos en Barcelona!- así que preparad la cartera, pero tampoco me cabe duda de que no hace el pan con hostias.



Bon profit!

sábado, 6 de septiembre de 2008

INVOLUCIÓN

¿Sabíais que de cada cien criminales sólo dos acaban en la cárcel? Así lo afirma el experto en criminalidad entrevistado en la Contra de hoy. No sé a vosotros, pero a mí, que me gusta probarlo todo, me han entrado unas ganas locas de delinquir. Me imagino oculto en un oscuro portal próximo a un cajero automático, ciego de adrenalina, esperando abordar a mi primera víctima, repitiéndome una y otra vez: "Tranquil, Quim, que només pringa un dos per cent". Aunque no sé yo si podré hacerme un hueco en el mundo del hampa: cuenta este escocés que se encarcela a dos millones y medio de personas al día en Estados Unidos, lo que nos da unos 125 millones de delitos diarios. Desde luego, si vuelvo a ese país no pienso poner los pies en ningún cajero, por si las moscas. Las cifras son frías pero nos abren los ojos. Sin ir más lejos, leía ayer que este año ha habido prácticamente el mismo número de bodas que de divorcios. Si me casara mañana estaría preocupado; aunque probablemente no me habría dado tiempo a leer el periódico, ahogado por los preparativos. Debe de ser por eso que dicen que el amor es ciego...
Pero no perdamos el hilo. Concluye nuestro experto que el castigo no evita el crimen, porque éste es consustancial al mundo moderno. En las sociedades occidentales la tasa de criminalidad viene experimentando un notable aumento desde los años 1950, por distintas razones, "pero la más simple y directa es que la prosperidad creó más bienes para robar." Lógico. Me juego lo que queráis a que la tasa de divorcio ha mostrado un comportamiento similar en el tiempo (ahora tenemos más vidas que desear). Pagamos un alto precio por tanto desarrollo.

viernes, 5 de septiembre de 2008

MALDITOS ROEDORES

Nuestro protagonista de hoy es gafe, o de eso se le acusa. En inglés, jinx, por si alguien no lo sabe. Lo apunto porque no lo supe hasta la adolescencia, cuando ya no daban Pixie & Dixie por la tele, y, la verdad, me sentí muy frustrado: ¡claro, el gato gafe!
Pero no nos desviemos. Este veterano productor de cine, patrón de Bud Spencer en algunos de sus spaghetti westerns (toma curriculum), es un descreído. Qué remedio, teniendo que cargar con el sambenito de "el Innombrable". O quizás es que de joven aprendió a pensar -vade retro, Satanás- y llegó a la conclusión de que esto de la existencia es una cruel absurdidad, únicamente soportable haciendo cosas entretenidas (porque no se puede estar enamorado toda la vida, ¿verdad? ¿O sí?). En eso estamos. Yo mismo, si me dedico a escribir a diario tantas memeces es porque me divierte (o quizás porque siento el aliento de la soledad y la muerte en el cogote, vete a saber). La gente lo llama "ser creativo", que es un término muy en boga con el que se llenan la boca no pocos enfermos terminales, pero a mí me gusta más pensar que hago cosas que me divierten, sin más. Los conceptos bíblicos me ponen los pelos de punta. ¿A que sí, Josep Anton?
Estoy de acuerdo contigo, las semillas de la soledad y la muerte están ahí, en todos nosotros, nos atrevamos o no a mirarlas; pero haciendo cosas interesantes la vida se hace más llevadera.

R.I.P.

jueves, 4 de septiembre de 2008

LA BOTELLA, MEDIO LLENA

A falta de inspiración, hoy he tenido que recurrir a El Periódico, en cuya Contra entrevistan al Secretario de Estado de Economía, David Vegara, al que tuve de profesor durante un trimestre en la facultad. Lo recuerdo por el notable que me puso en el examen, y también por el revuelo que causaba entre las chicas este apuesto economista de visibles dotes. La verdad es que lo veo desmejorado en la foto, aunque quizás sea que no es fotogénico, como un servidor. Sin embargo, a diferencia de su pelo, su optimismo goza de un frondoso esplendor: no lo dice porque es tabú, pero argumentalmente sólo le ha faltado concluir con un "¡España va bien!". Ya decía yo que las cosas no podían torcerse tan deprisa. Somos unos exagerados. Si a la inflación le quitas el petróleo y los alimentos -explica-, tan sólo es del 2,8%. Pues nada: quietecitos y a dieta. ¡Esa publicidad engañosa, David! Si a Hitler le quitas el Holocausto quizás Aznar habría pasado a la historia como el Führer español -por el bigotito, digo-, y no como la mascota de Bush.
Hablando de Jose Mari, ha desmentido su supuesta infidelidad en un comunicado de la FAES. Ya decía yo… No tendrá hombres a mano la tal Rachida como para copular con esta nacional insignificancia. Por cierto, que la susodicha ha admitido públicamente que le va la marcha, lo que presupone que si se hubiera retocado la nariz tampoco dudaría en manifestarlo sin subterfugios. Tan cerca, tan lejos. Letizia, yo de ti me habría puesto tetas. Ya encontraríamos alguna excusa.

miércoles, 3 de septiembre de 2008

YOKNAPATAWPHA

Hoy tengo resaca y seré breve: ¡un rayo de esperanza! No he leído a Peixoto, pero pondré pronto remedio a ello. ¿Cabe más puro y sincero deseo que ser un día un viejo tranquilo en tu pueblo natal?

Por cierto, se rumorea que Aznar le ha hecho un bombo a la ministra francesa de Justicia. La piel, un poco oscura; pero tiene un polvete, ¡picarón!

martes, 2 de septiembre de 2008

BENTA DE IELO

Hoy la cosa va de ciencia dura y a mí estas cosas se me escapan. No es que tenga nada en contra de la ciencia -mi felicidad parece depender de sus frutos-, pero como actividad me aburre: pruebas, pruebas y más pruebas para ver si las conclusiones satisfacen o no la hipótesis. Un rollo. A mí lo que me pone es la estupidez humana, a prueba de microbios.
Pero bueno, el deber es el deber. El médico expatriado protagonista de nuestra Contra cuenta que ha descubierto la proteína (P53) encargada de obligar a las células a morirse, aunque a la vez activa otros genes para proteger a la célula de la muerte. Así, que una célula viva o muera se decide por una serie de estímulos contrapuestos. Como bien apunta el científico: "La vida es un sutil equilibrio". Lo ha bordado, pero esto no es ciencia, digo yo; a mí me parece muy filosófico.
Como la Contra del día no me inspiraba, pasé a Quim Monzó, que dispara sin hacer demasiadas pruebas. Cuenta que proliferan en nuestras calles los anuncios con faltas flagrantes ("benta de ielo"). Está claro: yaman l'atensión (me moría esta mañana con su ejemplo de un cartel que rezaba: "Niñas de 9 a 14 años. Pantalones de putilla", por "puntilla", como precisó la encargada del comercio trangresor). Todo por la pasta. Así -como la vida misma-, la lengua, esa herramienta que permite que a uno le entiendan cuando llama "imbécil" a otro, se encuentra también en el sutil equilibrio de enfermar o medrar al son de los genes.
ESTÚPIDAS MARIONETAS

Me encanta tener razón, dicen por ahí. "Razón", "verdad" son términos resbaladizos, pero si corrobora tus tesis (¿o es al revés?) un doctor en Historia de las ideas, a uno se le suben los humos. Primero: somos unas marionetas en manos de una elite que no tiene otra preocupación que seguir siéndolo. Lo venimos siendo desde siempre, desde la Antigua Grecia, donde ya se inventó la máquina de vapor, que sólo se utilizaba con fines lúdicos (¿para qué construir maquinaria teniendo esclavos?), hasta la actualidad, donde todo podría funcionar sin petróleo, pero hay quien opina que todavía puede sacar tajada. Segundo: esto de leer, ver, escuchar, viajar, formarse no es gratuito, no es esnobismo ni chulería, ni nada tiene -o no debería tenerlo- de clasista; simples excusas para no usar el cerebro. Sólo se puede tener criterio si se conocen cosas y se sabe quién es uno. En palabras del Sr. Watson: "Sólo las personas cultas tienen auténtica vida privada". ¡Gracias! ¿Cómo disfrutar de un restaurante, un concierto, un libro o una conversación sin criterio? De verdad, a veces estoy leyendo en una terraza y a mi alrededor sólo oigo hablar del Barça y -lo admito- me asaltan las dudas. Uno se pasa la vida forjándose opiniones, y a la primera de cambio todo se desmorona porque no sé si Ronaldinho es el mejor o si es Messi. La verdad, me da igual. Me da igual porque todo esto me obliga a opinar sin base, a hacer fútiles cábalas, cuando lo que a mí me gusta es poder procesar información (aplicar y pulir mi criterio). ¿Hay una diferencia entre datos e información? ¿Alguien me puede ayudar?
Dice también Mr. Watson que la tele no nos ayuda, que se ha convertido en un show continuo que nos vuelve frívolos, superficiales, conformados, dominables con unas cuantas gracias al día; un huero espectáculo que no exige ningún esfuerzo intelectual y que comienza a olvidarse tan pronto se ha experimentado, como el resultado de un partido de fútbol. Fútbol y poder: gol. ¿A alguien le extraña que los magnates de las fuentes de energía perecederas estén invirtiendo en clubs de fútbol? Les sobra criterio para manejar a sus marionetas.
AFECTO

Comentaba el viernes una buena samaritana que algo más de 800 sin techo deambulan por Barcelona, aunque "probablemente sean más". ¿Alguien se ha imaginado alguna vez lo que debe de ser no tener casa? Pues bien, en realidad resulta que lo de la casa es un pormenor para estas personas, cuya principal carencia es -qué si no- afectiva. Explica la entrevistada, creadora de un centro de acogida para este colectivo, que no hay nada más reconfortante para los indigentes que una simple muestra de interés: "¿Cómo estás?" Me saludan luego existo. Da miedo. Yo, que soy de los con techo (y, además, tengo otro falso, de pladur, con sus puntos de luz y todo), recuerdo haber despilfarrado consuelo a raudales, lanzando la pregunta a un sinfín cobijadas almas sin el menor interés, como una mera coletilla. Así vamos: sobran techos y clichés, pero vamos todos cortos de afecto.
De afectos iba también la Contra del sábado, en la que se entrevistaba a la responsable epistolar del mítico consultorio de Elena Francis, del que -primera noticia- había varias versiones: la radiofónica, conocida por todo español mayor de… años, y otra por carta, que trataba los casos cuyo "contenido era inconveniente: dibujaban el estado miserable de un país ignaro y cutre, su oscuridad, su sordidez. Casos extremos, situaciones dramáticas"; esto es: "conflictos sentimentales, enamoramientos con sentimiento de culpa, dudas sobre el sexo, chicas reprimidas en internados de monjas, remordimientos sobre la masturbación, infidelidades... y maltratos, palizas, embarazos indeseados de jovencitas, violaciones... De fondo, siempre impotencia, incomprensión, mucha incomunicación y soledad. Hasta las violadas por su padre o un hermano mayor se sentían culpables, ¡por ya no ser vírgenes!". Vamos, que también sobra Dios, se me ocurre; "pero al menos tenían techo", pensará alguno que tope con esa Contra este invierno, al despojarse de los periódicos que habrán evitado que muera congelado a la intemperie.