martes, 28 de octubre de 2008

OBLIGACIÓN DE VIDA

Sigo con los suicidios, tema que cada día me interesa más. Justamente, en la contra de El Periódico entrevistan hoy a una psiquiatra experta en el asunto. A huevo.
En primer lugar, me he dado cuenta al avanzar en la entrevista que no era un tema elegido al azar: o el entrevistador es un morboso y no ha podido evitar preguntar si nuestra estimada crisis provocará una ola de suicidios, o bien éste era el tema de la entrevista. Se admiten apuestas. Yo me decanto por la hipótesis apocalíptica, como no podía ser de otro modo. De hecho -y esto que no salga de aquí- me fascinaría que a diario fuéramos testigos presenciales de suicidios en nuestras ciudades: gente que se arroja de los balcones, que se planta delante de los autobuses en marcha, que se corta las venas en las plazas públicas, etc. Ello podría incluso llegar a forzar cambios en el paisaje urbano: obligación de tender redes alrededor de todos los edificios para amortiguar las caídas, frontales acolchados en los vehículos, prohibición de venta de todo tipo de utensilios cortantes, legalización de la marihuana…
Pues resulta que no. Cuenta nuestra experta que, en realidad, quienes han sobrevivido a un suicidio (¡qué mala suerte!) admiten que, cruzado el umbral de la vida, en el instante que sigue al salto al vacío, todos desearon hacerse atrás. "Nadie quiere vivir del todo o morir del todo", apunta. La mejor frase que he leído en años. Si os preguntáis cuándo habéis querido vivir del todo sin matices, cuándo no habéis tenido ninguna duda, probablemente la respuesta os remita al amor. A mí me acaba de pasar, y no estaba pensando en mujeres, simplemente en la fiesta de mi cumpleaños del viernes. Pues bien, es justamente el amor -según nuestra psicóloga- la principal causa de suicidio. Ya veis, es el amor, de nuevo el amor, siempre el amor, lo que más nos ata a la vida y lo primero que nos induce a la muerte. Más que el dinero. Me parece simplemente alucinante. Pero los monos también aman y, que yo sepa, no se suicidan.
¡No ibais a creer que me pondría romántico a estas alturas! Todo esto es muy sencillo si el suicidio implica violencia y juicio. De hecho, cuenta esta señora que lo que más preocupa a quienes han intentado matarse es volver a casa. "Un vecino con tendencia suicida es mucho más censurado en el barrio que un borracho", explica. Ya estamos de nuevo en compañía de humanos… Pero supongamos por un momento que el suicidio fuera un acto tolerado, que todos dispusiéramos, a partir de la mayoría de edad, de una cápsula letal que nos quitara la vida de forma indolora, en nuestra cama, en un sueño sin retorno. ¿Qué pasaría entonces? Imaginad que simplemente hubiera que decidir poner fin, sin tener que idear un plan, sin necesidad de subir las escaleras hasta la azotea, sin esperar delante de la vía, sin el brillo del frío acero, sin la mirada ajena; sin charco de sangre, multitudes expectantes, sirenas de ambulancias y uniformes de policía. Sin tragedia. Sin juicio. Constitucionalmente. ¿Quién dejaría atrás una familia para cruzar el estrecho en una patera escoltada por tiburones? ¿Quién aceptaría una condena de dolor crónico? Y, al mismo tiempo, ¿quién no lo arriesgaría todo siempre, o a menudo, con menos miedo al fracaso, una y otra vez, o sólo una, a gusto del consumidor, sabiendo que puede bajar el telón si la vida no responde a las expectativas? El instinto de supervivencia debería bastar, sin artificios.

miércoles, 22 de octubre de 2008

FOLLOW THE WHITE RABBIT

Las malas noticias nos atraen, ¿a que sí? El Bien tiene cara, voz, gestos, porte, hasta nombre, pero el Mal… ¡ay el Mal! ¿De dónde sale todo ese mal? ¿Por qué existe si lo execramos? ¿Cómo se llama? Yo, la verdad, no lo sé. Intuyo que pretender el uno sin el otro es una ingenuidad, pero no lo podría explicar. El mal tiene algo de antinatural, de contrario a la especie, en tanto que beneficia a pocos en detrimento de algunos, de muchos o de todos, cuando el bien, aun a título personal, parece tener continuidad cósmica. O quizás sea otra de mis ingenuas percepciones… Sólo vislumbro luz en estas complejas lares cuando afirmo que el Hombre es el único error demostrado de la Naturaleza, y es un pensamiento que me entristece.
La verdad, espero que pronto tengamos respuesta. Titula hoy La Contra que el movimiento medioambiental ha fracasado. No sé si recordáis la relevancia que el maltrecho medio ambiente había cobrado un par de años atrás, con el vídeo de Al Gore, la fusión de los polos, el famoso agujero, el calentamiento global, la desertización y el resto de fenómenos que nos aguardan a las puertas del fin de los tiempos. Estábamos todos muy preocupados, si no me falla la memoria. Sin embargo, ahora vemos que no eran más que veleidades burguesas, puesto que todo esto queda en segundo plano cuando nos tocan el bolsillo. Aunque la Tierra se siga yendo al carajo igualmente. Pero, ¿qué me importan a mí las focas o los negritos del África -ni siquiera mi futuro- si no puedo pagar la hipoteca este mes? Es comprensible, pero peligroso. Una actitud colectiva en defensa del planeta equivaldría a hacer el bien, estamos de acuerdo, ¿no? Sin embargo, dudo que las acciones para frenar la crisis (que no tiene cara ni explicación) resulten en el bien colectivo: el capitalismo es una partida, que por definición alguien tiene que ganar y, por tanto, otros deben perder. Por coherencia ahora debería concluir que el capitalismo es el Mal, pero me da miedo. Acabo de tener la fantasía de que, nada más colgar este texto, sonaría el timbre de la puerta y me encontraría ante dos agentes trajeados con gafas de sol. "Sr. de la Torre, usted tiene dos vidas: una de ellas tiene futuro; la otra, no". Yo, desde luego, no soy ni quiero ser el Elegido. ¡Con lo guapo que es Keanu Reeves! La historia no sería lo mismo… ¡Ni la taquilla! Lo único que puedo elegir es mi postura ante las cosas, que bastante trabajo me supone. Y a todos estos respectos, no puedo sino mostrarme optimistamente pesimista (léase apocalíptico). Sólo espero que sean los monos, y no las máquinas, quienes acaben suplantándonos en el ecosistema. Y que la evolución no vuelva a jugarles una mala pasada.

martes, 14 de octubre de 2008

LA POSIBILIDAD DE UNA ISLA

Hoy me lo ponen a huevo, ¡por fin! Quizás no iba yo tan desencaminado: ha hecho falta que suba la Bolsa para que aparezca una Contra con "chicha". ¡Qué haríamos sin papá Estado! En realidad, esta crisis va a cambiar muchos conceptos: podemos, por ejemplo, dejar atrás el consabido "Hacienda somos todos" para pasar a "la Banca somos todos", y que le den al tal Smith y a sus invisibles extremidades, que han resultado ser más bien negras. Ayer bromeaba con un cubano de mi barrio diciendo que no va a escapar nunca de Fidel, cuyo rostro pronto aparecerá en los billetes de Euro con esta nueva moda de patrocinio público universal*. Tanta guerra fría para acabar así…
Bueno, me estoy yendo por los cerros de Úbeda (¿qué narices será un cerro y dónde coño estará Úbeda?) Al grano: titula hoy La Contra "Mejor ser infeliz solo que en pareja". No, no me han entrevistado a mí, sino a un señor felizmente casado, lo que tiene mucho más mérito. En estos momentos tan delicados de mi vida en que parten al exilio no pocos amigos, a Murcia, Buenos Aires e Ibiza, o al interior de vacuas relaciones, de un mundo feliz o de una botella de whisky, me gusta sentir algo de apoyo en las frías noches al pie del cañón. La verdad, estimados colegas, os entiendo. Y nuestro personaje de hoy también: "Esa es una situación desesperada [ser infeliz en pareja], pero no lo saben porque tienen miedo de la soledad, y ese es uno de los grandes problemas del ser humano: el miedo a la soledad". La soledad… Cuántas veces habré escrito esta palabra en los últimos tiempos (también "identidad", cuya búsqueda me parece un buen remedio para soportarla, como escribir, fumar, leer, cocinar, pensar, charlar, emborracharse, cada cual sus aficiones).
Pero bueno, no nos pongamos tristes, que ya volvemos a tener pasta. Me hace mucha gracia, porque ahora que los números recuperan el color verde sale a relucir la famosa ética, otra de las grandes hipocresías de nuestro estimado mundo. Vienen a decirnos que no se puede tolerar que nuestros dineros pendan de las maniobras de los especuladores, que debemos cambiar las conciencias inversoras, y trabajar, trabajar mucho y bien. Como chinos, nunca mejor dicho. Señores, yo creo que es demasiado tarde. ¿Cómo le explicas a un chaval que tiene que trabajar por un sueldo de miseria (en España, un 35% por debajo de la media europea, datos de hoy) cuando todo lo que admira está bañado en oro? No va a colar. El presagio houellebecquiano de una paulatina ola de suicidios generalizados me parece bien plausible, se alargue o no la famosa crisis. Un buen remedio contra la soledad. Tranquila mamá, si es que lees esto algún día: escribir es una prueba indefectible de mis ganas de compartir, de vivir.
(Véase Julio Cortázar, Fin del mundo del fin, y todo lo demás, claro.)
* Me acabo de enterar de que la broma ya está hecha, pero con Marx. Hay tanto pensador suelto...

viernes, 10 de octubre de 2008

Geografies més exactes (Salvador Sostres)

Abans era cada dia i per tant més fàcil, i per tant menys expectant com tot el que no ens cal fer cap esforç per gaudir-ne. No és que m'agradés, però ho havia incorporat de tal manera a la meva rutina que a penes tenia temps per a la nostàlgia que ens engrandeix els sentiments i eleva les anècdotes a categoria. Ni per a l'excitació de la vigília. D'ençà que ja vivim junts duc una vida més endreçada. És dolça la textura de les nits casolanes i decididament la prefereixo a les matinades interminables. Però quan aleshores es presenta l'ocasió d'una vetllada que pot allargar-se, i la veus allà, al fons de la setmana, pots assaborir-ne l'espera i confondre-la, l'endemà, amb l'anterior o amb la de fa una setmana. Hi ha una suprema lliçó de contenció que només s'aprèn quan els anys passen i el teu cor desbocat se sofistica, quan l'impuls deixa pas als matins, i el cos a l'ànima. El procés evolutiu es repeteix en cadascú de nosaltres i arriba el moment que deixem de caminar de quatre grapes i la nostra humanitat es posa dreta, definida i proclamada. Hi ha unes geografies íntimes, més exactes, pedres dins la pedra, petites pàtries descuidades, que sols amb el temps aprenem a estimar-les. Hi ha una manera d'aproximar-se a les coses i als altres que al començament és només depredadora i es va tornant més fonda a mesura que creixes. L'amor d'un lluç a la papillota que ha cuinat només per a tu i el resum del dia que cau de la tensió a la tendresa quan parleu al sofà o posant maquinada de roba blanca. També la nit que de tant en tant és propícia i pots compartir-la amb el teu amic perquè de veritat tens ganes i no perquè fuges de l'atroç sentir-te tan sol quan arribes a casa.

Vaig trobar aquesta petita joia ahir per la tarda, esperant unes amigues al cafè del Sol. D'entrada em vaig emocionar, perquè jo també he gaudit -crec recordar- d'aquest sentiment de perspectiva, que folra d'un teixit suau pensaments i fantasies, gestos i paraules.
Però no ens enganyem, aquest és el relat fantàstic d'un sentiment, d'El sentiment. Probablemente efímer: no sé si en Salvador sobreviurà a base de papillotes, o si no preferirà una bona costellada més endavant. I què? Com comentava ahir amb una excepcional interlocutora, som esclaus d'una presó mental que no ens permet, entre moltres altres coses, circumscriure la felicitat al curt termini ni adaptar-la a la nostra veritable identitat, si és que algú s'atura per buscar-la. Són temes complexos i la vida està pels núvols, i és tan fàcil prémer el botó del comandament a distància... Seguim intentat reproduir una suposada felicitat que ha de ser immaculada i eterna per ser. Ah!, que diu un home de pèl blanc.
La soledat és un sentiment, a voltes buscat, tot sovint patit, com l'amor, la violència, la tendresa, l'amistat o el desig. Ja va sent hora que aprenem a conviure-hi, més que res per no ser víctimes del primer lluç que passi. La soledat és el reflex de la nostra existència. Es el que rebem quan ens mirem en els miralls que ens envolten, que ens posseeixen, tot sovint equivocats. O no. És un càstig punyent que fariem bé d'aprendre a ensinistrar per poder gaudir de nosaltres, per ser, per sobreviure, individualmente; al meu parer, la única manera de poder compartir quelcom de real amb els demés, quan tenim la sort de poder fer-ho.
Finalment, Salvador, crec q ets una altra marioneta del plantejament general. Gaudeix del teu amor com un boig, que res no s'hi interposi; cuida'l, dona-ho tot, sacia't. Però observa la preparació de la papillota, amic, per no haver-ne de prescindir quan vagin mal dades.

jueves, 9 de octubre de 2008

FROM RUSSIA WITH LOVE

Seguimos con los cuentos de hadas en La Contra, ¿será para compensar el mal fario de las portadas? Viendo que nuestros ahorros peligran, que nos van a subir las hipotecas pese a la bajada de tipos y que el Constitucional está a punto de dar un tijeretazo más a nuestro maltrecho Estatut, ¿qué mejor terapia que las aventuras de un prodigioso músico ciego hindú para enternecer y alentar la esperanza entre los atribulados lectores? ¡Un poco de actualidad, señores!Por ejemplo, podrían haber entrevistado a alguno de los ejecutivos de la aseguradora AIG que, tras recibir 850.000 millones de dólares en concepto de rescate, se fueron de vacaciones a un balneario de California donde desembolsaron casi medio millón de dólares entre la estancia, las comidas y tratamientos diversos. ¡Claro que sí! ¿O van a tener que sentirse culpables por ser los reyes del capitalismo? No es culpa suya que los demás seamos unos ineptos. Estos directivos me parecen unos cracks, más que nada porque han sabido hacerse de oro manteniendo el anonimato. Me explico: La Vanguardia publica también hoy el ranking de millonarios planetarios (las cifras se expresan en miles de millones de dólares para evitar el formato apaisado). Al primero no lo conozco, pero el nº 23 -nada, un segundón- es Roman Abramovich, el magnate ruso del gas propietario del Chelsea, que no ha logrado acumular más que 23.000 (¡a ver si espabilamos, chato!). Con toda esa pasta ha encargado un nuevo yate con dos helipuertos, incontables habitaciones, etc., ¡y provisto de sistema antiaéreo! Que no falte el glamour, Roman, a mí también me gustan las películas de 007, pero lo cierto es que temes que te maten, y yo no. En cambio, los responsables de que a los pobres mortales nos dejen sin trabajo o nos cierren el grifo del crédito pueden estar tomando un café al lado nuestro con total impunidad. ¡Qué mundo! Por favor, váyanse con la música a otra parte...

miércoles, 8 de octubre de 2008

I'LL BE BACK

Sé que desde hace unas semanas millones de compungidas almas topan a diario con el frío muro de mi silencio. Ayer mismo me llamó Barak Obama suplicándome que siguiera escribiendo ya que necesita distraerse en un momento tan delicado de la campaña (le dije que no volviera a llamarme a esas horas y que, de todos modos, sigo convencido de que, en el mundo en que vivimos, un negro no puede ser presidente de Estados Unidos, aunque espero equivocarme). Podría contaros miles de anécdotas, pero no quiero herir más sensibilidades.

No creáis, yo sigo leyendo las contras cada día, pero el paternalismo y la magia -típicos refugios en tiempos de crisis, esto es, de miedo- que llenan las contraportadas estos últimos días no me inspiran. En realidad, ha hecho falta que ayer una chica me dijera que me encontraba muy guapo para animarme. La vida es tan sencilla…

Todo es ponerse: me han bastado dos párrafos para poder enlazar ya con las contras de estos días. Recuerdo una de ellas, quizás la de ayer, donde una psicooncóloga explicaba que cuerpo y alma están estrechamente relacionados. La pobre mujer lleva años intentando convencer a la comunidad científica de que una mente sana -la felicidad esa- reduce el riesgo de cáncer, cosa que no debe de sentar demasiado bien a los laboratorios, que probablemente prevén un repunte de sus ingresos en el actual momento de desesperación colectiva. Yo, que ni gano ni pierdo con ello, estoy plenamente de acuerdo: recuerdo una época de mi vida en que viví resfriado casi un año, el tiempo que tardé en dar portazo a una relación amorosa insostenible. Desde entonces, hará unos diez años, me habré resfriado cuatro o cinco veces, por andar desnudo y sudado. He seguido teniendo relaciones amorosas insostenibles -obviamente no he conocido otras-, pero ya he aprendido a tomármelo con cierto humor, y me ahorro un dinerito en aspirinas*. O mi cuerpo está más sano, o mi mente es más tolerante o ambos se han hecho íntimos y no permiten ya que nadie venga a joder el invento con promesas de amor eterno. ¿La madurez?

Pues nada, hoy un poco de calentamiento. Seguiré, que me lo paso muy bien. Señoras y señores, muchas gracias por su atención y hasta pronto.

*Ante en aluvión de llamadas preguntando por la milagrosa vacuna, y sin ánimo de provocar una ola de divorcios entre mis lectores acatarrados, diré que empiezo a añorar los síntomas de buena gripe. Y ya puestos, admito que no, no se trata de madurez, es simplemente paciencia (y un zumo de naranja cada mañana). Obama for president!