miércoles, 8 de octubre de 2008

I'LL BE BACK

Sé que desde hace unas semanas millones de compungidas almas topan a diario con el frío muro de mi silencio. Ayer mismo me llamó Barak Obama suplicándome que siguiera escribiendo ya que necesita distraerse en un momento tan delicado de la campaña (le dije que no volviera a llamarme a esas horas y que, de todos modos, sigo convencido de que, en el mundo en que vivimos, un negro no puede ser presidente de Estados Unidos, aunque espero equivocarme). Podría contaros miles de anécdotas, pero no quiero herir más sensibilidades.

No creáis, yo sigo leyendo las contras cada día, pero el paternalismo y la magia -típicos refugios en tiempos de crisis, esto es, de miedo- que llenan las contraportadas estos últimos días no me inspiran. En realidad, ha hecho falta que ayer una chica me dijera que me encontraba muy guapo para animarme. La vida es tan sencilla…

Todo es ponerse: me han bastado dos párrafos para poder enlazar ya con las contras de estos días. Recuerdo una de ellas, quizás la de ayer, donde una psicooncóloga explicaba que cuerpo y alma están estrechamente relacionados. La pobre mujer lleva años intentando convencer a la comunidad científica de que una mente sana -la felicidad esa- reduce el riesgo de cáncer, cosa que no debe de sentar demasiado bien a los laboratorios, que probablemente prevén un repunte de sus ingresos en el actual momento de desesperación colectiva. Yo, que ni gano ni pierdo con ello, estoy plenamente de acuerdo: recuerdo una época de mi vida en que viví resfriado casi un año, el tiempo que tardé en dar portazo a una relación amorosa insostenible. Desde entonces, hará unos diez años, me habré resfriado cuatro o cinco veces, por andar desnudo y sudado. He seguido teniendo relaciones amorosas insostenibles -obviamente no he conocido otras-, pero ya he aprendido a tomármelo con cierto humor, y me ahorro un dinerito en aspirinas*. O mi cuerpo está más sano, o mi mente es más tolerante o ambos se han hecho íntimos y no permiten ya que nadie venga a joder el invento con promesas de amor eterno. ¿La madurez?

Pues nada, hoy un poco de calentamiento. Seguiré, que me lo paso muy bien. Señoras y señores, muchas gracias por su atención y hasta pronto.

*Ante en aluvión de llamadas preguntando por la milagrosa vacuna, y sin ánimo de provocar una ola de divorcios entre mis lectores acatarrados, diré que empiezo a añorar los síntomas de buena gripe. Y ya puestos, admito que no, no se trata de madurez, es simplemente paciencia (y un zumo de naranja cada mañana). Obama for president!

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